Mária Telkes: la reina de la energía solar

La húngara-estadounidense Mária Telkes (1900 – 1995) fue conocida como “La Reina del sol” en referencia a sus innovaciones para aprovechar la energía solar. Como suele ocurrir con todo gran cambio histórico, su camino empezó con un pequeño gesto. 

De inventar el horno solar a un sistema de destilación de agua para convertir el agua marina en agua dulce.  De diseñar un nuevo tipo de proceso de calefacción solar que almacenaba energía químicamente a trabajar para proyectos especiales. Mária Telkes es mucho más que una inventora o una ingeniera: es una pionera de la energía solar.

¿Quién fue Mária Telkes?

Telkes nació el 12 de diciembre de 1900, en Budapest, Hungría. Desde muy joven mostró interés capturar la energía del sol, un sueño que decidió convertir en realidad de forma muy temprano, cuando Mária iba al instituto. Pocos años después, y siguiendo sus instintos, estudió química y física en la Universidad de Budapest, obteniendo su carrera a los 19 años. Su interés por la física y la química crecieron, y siguió investigando hasta doctorarse en 1924 con veinticuatro años. Un año más tarde, una visita a su tío que vivía en los Estados Unidos, cambiaría su vida: se quedó allí el resto de su vida.

Una carrera “brillante” en pro de la energía solar

En los Estados Unidos, Telkes trabajó con muchas instituciones empresariales y académicas, empezando en 1925 en la Cleveland Clinic Foundation como investigadora. Aunque empezó a investigar sobre la evolución de las células, especialmente la vida, desarrollo y muerte, de las células cancerosas, no fue hasta 12 años después cuando la Westinghouse Electric la contrató como ingeniera de investigación para investigar el conversión de la energía solar térmica en energía eléctrica.

Allí empezó la carrera que la llevó a tener el mote de “Reina de la energía”, puesto que poco a poco fue desviando su investigación termoeléctrica hacia aplicaciones de energía solar hasta ser fichada por el prestigioso MIT, el Massachusetts Institute of Technology en 1939. En el MIT mostró todo su potencial, desarrollando, por ejemplo, un nuevo diseño de calefacción solar para las viviendas, conocido como “Dover House” (lugar donde se instaló este sistema tras su construcción en 1948). El sistema “Dover Sun House” era profundamente innovador: mientras que los otros usaban hasta entonces agua o piedras calientes para dar calor, el sistema de Telkes se diferenció porque almacenaba (y es importante el uso de esta palabra) la energía generada por el sol. Esto se hacía químicamente mediante cristalización de una solución de sulfato de sodio, algo desconocido hasta entonces.

La Dover Sun House, la primera casa «solar»

Poco después, y viendo la evolución de su trabajo, el gobierno de los Estados Unidos pidió a Telkes ideas para construir un sistema solar con el objetivo de desalinizar agua de mar, convirtiéndola así en agua dulce potable. Telkes no se lo pensó y respondió a las peticiones del Gobierno norteamericano diseñando un evaporador de agua portátil que eliminaba la sal del agua de mar a través de la evaporación para luego volver a enfriar esta agua… esta vez convertida en agua dulce.

Una de las ventajas de este nuevo sistema de desalinización fue que era lo suficientemente pequeño como para cargarlo encima o en un pequeño bote como podía ser lo suficientemente grande para poder suministrar agua dulce en las Islas Vírgenes, que disponían de fuentes naturales de agua dulce que a veces se secaban.

En 1953, Telkes se mudó del MIT a la Universidad de Ingeniería de Nueva York, donde fue la responsable de organizar un laboratorio dedicado solamente al estudio de la energía solar. Cinco años después, Mária dejó la academia para pasarse a la industria en el laboratorio de energía solar de la compañía Curtiss-Wright. Allí, diseñó la arquitectura de la calefacción necesaria para alimentar el edificio y del almacenamiento de su energía. Además, aplicó su know-how solar desde cuestiones tan prácticas como secadores y calentadores de agua… ¡hasta la recolección de energía en el espacio con generadores termoeléctricos aerotransportados!

Además, y por si fuera poco, Telkes contribuyó a los famosos proyectos espaciales Apollo y Polaris desarrollando materiales “a prueba de espacio” y a prueba de agua marina para proteger diferentes dispositivos sensibles a la temperatura.

La recta final de una vida llena de innovaciones

Unos años después, Telkes regresó a la cuestión de la purificación del agua al unirse a la empresa Melpar como directora de su laboratorio de energía solar.  En 1969, pero, vio claro el regreso al mundo académico y empezó a investigar medios y materiales más eficientes para capturar, almacenar y convertir la energía solar térmica en combustible en el Instituto de Conversión de energía en la Universidad de Delaware.

Durante estos años y gracias a la donación de un coche Ford al principio de su carrera, Telkes lo readaptó para construir un horno solar que pudiera adaptarse a casi cualquier situación, espacio y comida. ¡Un coche Ford!

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En la entrega del premio de la Society of Women Achievement Award

Su trayectoria como inventora e ingeniera se vio reconocida a nivel académico cuando ganó el primer “Premio de Reconocimiento de los Logros” de la Sociedad de Mujeres Ingenieras cuando este premio se creó en 1952, y en 1977, la Sección Americana de la Sociedad Internacional de Energía Solar le concedió el prestigioso “Charles Greely Abbot Award”.

Un año después, en 1978, Telkes se retiró en la Universidad de Delaware, aunque siguió acudiendo en ella hasta tres años antes de morir. Lo hizo en Budapest, su país de nacimiento, el 2 de diciembre de 1995.

Sin duda, Mária Telkes fue un ejemplo de una pionera de la energía solar cuyo trabajo cambió el mundo tal como lo conocíamos. Una investigadora que demostró sin miedo al mundo que era capaz de ser ingeniera, inventora, investigadora espacial y hasta transformar un coche… en un horno solar. Gracias por iluminarnos y ¡por muchas Telkes más!

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