Robots, humanos y la necesidad compartida
Hace décadas que robots y personas compartimos el planeta. La visión romántica de androides con comportamiento humano ha ido dejando paso a una realidad repleta de pequeños y grandes dispositivos que nos ayudan en el desarrollo tanto de tareas rutinarias como de complejos procesos industriales. No obstante, la discusión sobre lo que podrán llegar a hacer y lo que no está más viva que nunca ¡Lo analizamos a continuación!
¿Hasta qué punto se parecerán a nosotros? ¿Qué tareas podrán sustituir y en cuáles nunca podrán desenvolverse? ¿O cómo pueden ayudarnos a construir un futuro más sostenible?
La creación de máquinas trabajando al servicio de los humanos es un clásico de la cultura popular desde hace más de medio siglo. Mientras la tecnología avanza a pasos agigantados, la presencia de robots se ha convertido en parte de nuestra normalidad. Llegará el momento en el que viviremos rodeados de robots inteligentes, concretamente, se prevé que para 2030 en España 1 de cada 3 trabajos esté automatizado, es decir que lo hará una máquina.
La progresiva incorporación de la Inteligencia Artificial (A.I. por sus siglas en ingles) a nuestro día a día nos liberará del trabajo “mecánico” y al mismo tiempo los humanos adoptaremos nuevas tareas relacionadas con la robótica, la programación, la gestión de datos y la ciberseguridad. Las dudas y retos sobre cómo será esta nueva convivencia en el ámbito laboral o hasta qué punto podrán tomar el relevo de nuestras ocupaciones no está exento de polémica. El debate está servido.
Aprendizaje y repetición
De eso trata el deep learning, una subárea del machine learning que consiste en la capacidad de las máquinas de descubrir patrones y adaptar su comportamiento en función de la experiencia. Lo que hace la Inteligencia Artificial (o lo que los humanos las programamos para hacer) es automatizar el aprendizaje a través de la repetición y los datos acumulativos. De esta manera un robot podría llevar a cabo, por ejemplo, un reconocimiento en pacientes y averiguar mediante el diagnóstico y el historial médico, qué medicación tendrá mejores resultados en cada persona.
Del mismo modo, podrán realizar operaciones financieras y empresariales o tareas de administración avanzadas. Y trabajos como la vigilancia o el transporte de personas y mercancías podrían en poco tiempo ser desarrollados únicamente por máquinas inteligentes.
Los ¿límites? de la AI: conciencia y sentimientos
Viendo lo que pueden ser capaces de hacer lo normal es plantearse si pueden suponer una amenaza a nuestras opciones laborales. Pero en este aspecto una cosa está clara: todas aquellas actividades que requieren de pensamiento crítico, intuición, habilidades creativas, inteligencia emocional o flexibilidad cognitiva serán las tareas que quedarán reservadas al ser humano.
Un robot jamás será un buen sustituto del personal docente, especialmente para la edad preescolar y primaria, ya que requiere de una cercanía humana e involucra cantidad de emociones que un robot sería incapaz de entender o ejercer. Tampoco reemplazarán nunca a los atletas profesionales, ya que la emoción de la competición y las hazañas deportivas quedaría reducida a cuestiones tecnológicas, por mucho que los e-sports estén más de moda que nunca. Tampoco los jueces, los psicólogos o los artistas parece que puedan ser relevados por robots.
Por último, labores como dirigir equipos no se asemeja factible por parte de máquinas, al menos a medio plazo porque no tendrán la capacidad de motivar, de empatizar o de generar liderazgo, esenciales en la gestión de personas.
Aunque muchos de los trabajos que conocemos actualmente acabarán desapareciendo, otros muchos nacerán. El progreso de la Inteligencia Artificial, no supondrá en sí la pérdida sino la transformación de los empleos actuales. Las máquinas asumirán funciones de poco valor añadido y nosotros tendremos tiempo para tareas cualificadas y gratificantes. Se tratará de combinar lo mejor de la Inteligencia Artificial con lo mejor de las cualidades humanas, trabajar en una necesidad compartida para que las personas podamos construir un futuro mejor con ayuda de robots y máquinas que nos ayuden a lograr este objetivo colectivo.
En Holaluz ya hemos encontrado una fórmula perfecta para crear un mundo más justo. Consiste en combinar el talento de las personas, los avances de la tecnología y la sostenibilidad de las energías renovables. ¿Suena bien, verdad?
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