Encuentra el gazapo (II): Trucos de supervivencia eléctricos
¿Recuerdas los experimentos caseros con los que te pusimos a prueba hace un tiempo? Pues lo hemos vuelto a hacer, esta vez con trucos de supervivencia relacionados con el pan nuestro de cada día, la electricidad. Nos hemos convertido en unos Bear Grylls urbanos y hemos encontrado 4 trucos que pueden ayudarte en las pequeñas emergencias eléctricas del día a día. ¿O no? ¿sabrías decir cuál de ellos no funciona?
La “nevera macetera”
O lo que es lo mismo, un par de macetas convertidas en lo más parecido a una nevera que puedes construír con tus manitas y sin eletricidad alguna. Pesa un poco más que una nevera de playa (que ya es decir) pero puede solucionarte la vida si por ejemplo se va la luz, te interesa mantener frescas bebidas y otras cosas en pleno agosto.
Sólo necesitas un par de macetas, una un poco más grande que la otra, arena, agua y un paño. Pon lo que quieras enfriar en la maceta pequeña, métela dentro de la grande y llena el espacio entre las dos con arena mojada, tapándolas con un paño húmedo.
Y ya. Con esto, alimentos perecederos que sin nevera no durarían más de 3 días en buenas condiciones, pueden mantenerse hasta 3 semanas. ¿Te lo crees?
Nachos ardientes
No, no nos referimos a esos Nachos Infierno de Tijuana que te zampas en tu mexicano de confianza sin que te tiemble el pulso, nos referimos a triángulos de maíz que arden, literalmente.
Ellos (sin guacamole ni nada), oa snacks similares, son perfectos para encender un fuego de barbacoa si no tenemos los preparos adecuados, eléctricos o de otro tipo. ¿Será verdad o es que la cena mexicana de ayer se me ha subido a la cabeza?
Pila de papel de alumínio
Visualiza la escena: se va la luz en casa, no tienes el movil a mano para poner a prueba su super linterna, tres o cuatro golpes después consigues dar con una linterna de las de siempre pero… maldición, ¡sólo tiene una pila!
¿Lo has vivido o temes vivirlo alguna vez? Como dirían los anglosajones, don’t panic! Si puedes llegar hasta la cocina y tienes papel de alumínio, tienes una pila. Corta un trozo y enróllalo intentando que tenga el mismo grosor y tamaño que la única pila que tienes, cubriendo los extremos. Coloca las dos pilas (la de verdad y la casera) en la linterna y hala, ya tienes luz para un buen rato. O no.
Fluorescentes y algodón
¿Tu cocina es digna de un asesino en serie por culpa de un fluorescente que parpadea? Si tienes algodón en el botiquín, la vida del fluorescente puede no haber llegado a su fin.
Este truco depende de cada caso pero si hablamos de un parpadeo leve y reciente, suele funcionar. Se trata de coger un pedazo de algodón y frotar al “afectado” con él durante un ratito, como si de una lámpara màgica se tratara. No saldrá ningún genio de allí pero tu deseo de volver a tener luz estable se cumplirá de sobra. ¿Demasiado bueno para ser verdad?
Estas son nuestras 4 apuestas para ponerte a prueba. ¿sabrás encontrar al intruso?
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En unos días explicaremos cada experimento un poco más a fondo y lo más importante, ¡os daremos la solución!