El Informe Brundtland: el origen de los ODS definidos en la Agenda 2030
Aunque desde hace muchos años cada vez más sectores de la sociedad coinciden en que nuestro desarrollo debe ir ligado a la sostenibilidad, el paso de este concepto a hechos concretos en la agenda política es bastante reciente.
Hoy en día son muchos y muy variados los informes, tratados y documentos similares que recogen medidas concretas para garantizar un desarrollo sostenible en varias áreas y desde varias organizaciones gubernamentales. La sostenibilidad ha entrado en la agenda política, siendo uno de los ejemplos más importantes los ODS, los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos en la Agenda 2030. Y todo esto sigue con más fuerza que nunca en las calles, de la mano de varios movimientos ciudadanos que empujan más que nunca para que las medidas no se queden en el papel. Hoy pondremos el foco en un documento sobre el que se sustenta lo que hoy conocemos como transición energética: el Informe Brundtland.
Planteamientos iniciales del Informe Brundtland
A este informe creado para la ONU se le conoce con el apellido de su principal impulsora, la ex-primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, que encabezó una comisión de personalidades del mundo de la política y la ciencia provenientes de 21 países y con distintas ideologías.
El informe, cuyo nombre original era “Nuestro Futuro Común”, se elaboró en 1987 y en él se utilizó por primera vez el término desarrollo sostenible, entendiendo como tal el crecimiento que satisface las necesidades del presente sin comprometer las de las futuras generaciones.
Partiendo de esta base, se analizó la situación de la época tanto en términos medioambientales como también en el aspecto socioeconómico. Se llegó a una conclusión previa que nos puede parecer muy obvia ahora pero que para la época supuso una disrupción importante viendo de un organismo gubernamental: se demostró que el camino que estábamos siguiendo como sociedad globalizada estaba destruyendo al medio ambiente por un lado y aumentando la situación de pobreza y vulnerabilidad de millones de personas por otro.
Conclusiones y medidas principales
Una vez planteado esto, el propósito del informe fue el de definir medios prácticos para revertir los problemas que nos habían dejado en esa situación. Para ello se realizaron audiencias públicas durante 3 años, en las que se recibieron más de 500 comentarios por escrito que fueron extensamente analizados por la comisión.
La variedad cultural e ideológica del equipo responsable del Informe Brundtland lo convirtió en un documento mucho más completo que sus predecesores. También evidenció que la protección medioambiental debía dejar de ser una tarea nacional o regional para adquirir una perspectiva global. De la misma manera, el desarrollo debía dejar de ser un problema exclusivo de los países subdesarrollados. Tanto los países ricos como los menos favorecidos económicamente debían trabajar en la búsqueda de un nuevo camino, en lugar de perpetuar tal cual la réplica del modelo industrializado en los países que no lo estuvieran.
Se determinó también que el desarrollo y el medio ambiente debían dejar de tratarse por separado. El concepto desarrollo sostenible fue incorporado a todos los programas de la ONU y se convirtió en el eje, por ejemplo, a la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992.
Algunas de las medidas principales definidas en este informe tienen que ver con garantizar las necesidades básicas de salud, educación y vivienda, la seguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la conservación de la biodiversidad y la reducción del consumo de combustibles fósiles, incentivando el uso de fuentes renovables de energía.
La Agenda 2030 y los ODS (Objetivos de Desarrollo Sotenible)
Como decíamos y aunque no es el único, el Informe Brundtland es el “hermano mayor” de uno de los documentos recientes más importantes en materia de desarrollo sostenible: La Agenda 2030.
Consiste en un listado de 17 objetivos elaborado en 2015 por los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de Naciones Unidas, a fin de conseguir un desarrollo sostenible en todas las áreas posibles. Representa un compromiso internacional para hacer frente a los retos sociales, económicos y medioambientales de la globalización, con el propósito de mejorar la situación de las personas y el planeta y para velar por la paz y la prosperidad, bajo el lema de “no dejar a nadie atrás”. De nuevo, la clave es buscar la mejora entre todo el mundo y para todo el mundo, teniendo en cuenta el mayor número de realidades posible.
Estos son los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) recogidos en la Agenda 2030:
- Fin de la pobreza
- Hambre cero
- Salud y bienestar
- Educación de calidad
- Igualdad de género
- Agua limpia y saneamiento
- Energía asequible y no contaminante
- Trabajo decente y crecimiento económico
- Industria, innovación e infraestructura
- Reducción de las desigualdades
- Ciudades y comunidades sostenibles
- Producción y consumo responsables
- Acción por el clima
- Vida submarina
- Vida de ecosistemas terrestres
- Paz, justicia e instituciones sólidas
- Alianzas para lograr los objetivos
De la misma manera que con estos documentos se quiere trabajar por algo tan abstracto como la sostenibilidad con hechos concretos, nosotros te proponemos que hagas lo mismo: ¡Súmate a la energía verde!
Desde nuestro convencimiento que una empresa debe ser una herramienta para hacer del mundo un lugar mejor, Holaluz se creó para dar respuesta al reto global del cambio climático, promoviendo la transición a las energías renovables. Y a través de nuestro ADN ESG, desarrollamos nuestra actividad con el objetivo de maximizar nuestro impacto positivo en la sociedad y el planeta, contribuyendo así a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.