Kathrine Switzer, la primera mujer en el Maratón de Boston
Hoy repasamos la historia de Kathrine Switzer, la corredora alemana que en 1967 desafió a la organización de la Maratón de Boston. Un gesto que no podía ser más simple y valioso a la vez. Porque #PorAlgoSeEmpieza
En Holaluz, nuestro objetivo es repasar las historias de pioneras y pioneros en todo tipo de áreas y hoy llega el turno del deporte, en concreto del deporte femenino, de la mano de Kathrine Switzer. Su gesto permitiría poner de relieve la discriminación de la mujer en general y en las grandes competiciones deportivas en particular. Sencillo pero increíblemente poderoso. Switzer no solo es la primera maratoniana de la historia, sino un símbolo de la lucha por la igualdad.
A contracorriente
Nacida el 5 de enero de 1947 en la localidad alemana de Amberg, Kathrine Switzer es conocida mundialmente por ser la primera mujer en correr y finalizar los 42km y 195m de la Maratón de Boston, cinco años antes que las mujeres fueran finalmente admitidas en dicha competición. A los veinte años de edad, Switzer entrenaba en el equipo masculino de Cross Country de la Universidad de Siracusa –los equipos femeninos intercolegiales todavía no existían en esos tiempos- cuando solicitó los formularios para participar en la Maratón de Boston. Se inscribió como K.V. Switzer, pagó los tres dólares que costaba la inscripción y envió los papeles a la organización de la carrera. Al no sospechar que tras las iniciales K.V. se escondía una mujer, su solicitud fue aceptada y se le otorgó el ya famoso dorsal número 261.
Una imagen para la historia
Y llegó el 19 de abril de 1967. Ni en la salida ni durante los primeros 5Km de la carrera pasó absolutamente nada, ya que nadie advirtió que aquella delgada silueta vestida con un chándal de color claro era la de Kathrine Switzer. Pero entonces, en el sexto kilómetro y según contó la misma corredora, “un responsable de la organización se bajó del camión de la prensa, que estaba justo delante de mí, con la intención de sacarme del maratón. Me asusté y lo primero que se me pasó por la cabeza fue alejarme lo antes posible de él. Aquel responsable –uno de los comisarios de carrera- era Jock Semple, que saltó a por ella al grito de “¡Sal de mi maldita carrera y devuélveme los dorsales!“. Los acompañantes de Kathrine le reprobaron su actitud al tiempo que su novio, un ex jugador de fútbol americano llamado Thomas Miller, le hacía un placaje sacándole del recorrido. “No permití que el miedo me detuviera”, declaró la atleta posteriormente.
La imagen de Semple tratando de echarla a empujones, que llegó a aparecer en el libro Las 100 fotografías que cambiaron el mundo, es hoy una perfecta metáfora de lo que muchas mujeres han sufrido a lo largo de la historia por intentar hacer lo que querían. Tras el incidente, Switzer declaró que los periodistas, furiosos, le preguntaron a gritos que qué trataba de probar, si era una sufragista o si estaba en una cruzada. Ella dijo: “’¡Solo estoy tratando de correr!”.
En las siguientes dos ediciones, las de 1968 y 1969, Switzer no se presentó a competir, pero su ejemplo caló y de qué manera. Inspiradas por su valentía, algunas mujeres se animaron a correr desafiando a la organización. Finalmente, cinco años después y debido a la creciente participación de mujeres en maratones de todo el mundo, la Boston Marathon decidió oficializar la categoría femenina. A partir de aquel famoso incidente, Kathrine Switzer decidió dedicar su vida a romper las barreras de género en el deporte y puso de moda el running entre las mujeres estadounidenses. Hoy sigue siendo una apasionada runner y ejerce de comentarista deportiva en transmisiones televisivas. Además, es autora de los libros Correr y caminar, para mujeres de más de 40 y Maratón Woman. En 2011, ingresó en el Salón de la Fama Nacional de Mujeres por haber impulsado el running entre las mujeres, desencadenando toda una revolución social.
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