Stranger Things y los misterios de la energía
El pasado viernes 27 de septiembre se estrenó la segunda temporada de Stranger Things y con ella volvió la magia ochentera que a muchos y muchas nos lleva a querer viajar a Hawkins (y a 1984).
Si a pesar de que casi coincide con Halloween y con el día festivo de Todos los Santos no has encontrado el momento perfecto para empezar a “merendarte” los 10 capítulos, o si tienes pendiente ver la primera temporada, tenemos el empujoncito definitivo (aunque OJO CON LOS SPOILERS, alguno se nos va a escapar). Estos son los misterios sobre electricidad y energía que esconde la serie del momento.
Un poco de contexto
Los protagonistas de la super exitosa ficción de Netflix son, por un lado un grupo de niños que juegan al juego de mesa Dragones y Mazmorras que ven como, de algún modo, este se traslada a la vida real, y por otro por Eleven, una niña víctima de un cruel y secreto experimento científico del Gobierno estadounidense basado en el control mental.
Ambientada en los años ochenta y en Hawkins, una población fictícia de Estados Unidos, la serie sugiere la existencia de una dimensión paralela llamada el “Upside Down” (Del Revés) en la que desaparece gente del mundo real y a la que Eleven puede acceder. Se plantea una situación en que los secretos más oscuros del Gobierno son descubiertos por un grupo de inocentes chavales cuyas vidas cambairán para siempre.
Las luces de Navidad de Winona
Si no has visto la primera temporada, quieres verla y lo de antes ya te ha parecido demasiada información, casi mejor que no sigas leyendo. Winona Ryder interpreta a Joyce Byers, la madre de Will Byers, el pequeño del grupo protagonista que desaparece sin dejar rastro. Cuando descubre que Will está «al otro lado», Joyce encuentra una curiosa forma de comunicarse con él gracias a unas luces de navidad. Primero simplemente se encienden para que Will contesteste afirmativamente a preguntas que le hace su madre y luego la cosa se vuelve más sofisticada, cuando ella pinta un abecedario en la pared, haciéndolo corresponder con cada una de las lucecitas que el pequeño «enciende» alternativamente formando palabras.
Esta vía de comunicación interdimensional se ha convertido en uno de los iconos más potentes de Stranger Things y en el disfraz preferido de muchos fans (con pared y luces incluídas) para carnaval o Halloween.
Hawkins Power and Light
La furgoneta de la foto es la tapadera con ruedas que usan los responsables del experimento. Simulan pertenecer a la compañía eléctrica de la ciudad para desplazarse e intentar pasar desapercibidos mientras registran casas, pinchan teléfonos y persiguen a los protagonistas.
Es una de las referencias más básicas al mundo de la energía y la electricidad que encontramos en Stranger Things. Por lo visto los guionistas consideran que los técnicos de las distribuidoras eléctricas son gente especialmente honrada y sin nada que esconder (aunque al bajar del vehículo tengan la pinta del señor de la foto, claramente de «los malos»). En realidad es como una mentira a medias, ya que no pertenecen a una compañía eléctrica pero como veremos ahora, están estrechamente relacionados con la electricidad.
El Laboratorio Nacional del Departamento de Energía de EEUU, el Programa MKULTRA y el Proyecto Montauk
De nuevo, una tapadera para los malos, en este caso su centro de operaciones, escondido bajo el nombre de Laboratorio Nacional del Departamento de Energía de EEUU. Desde allí se lleva a cabo un programa de experimentación para el que se dice que los creadores de la serie se inspiraron en el MKULTRA, un supuesto experimento real. Se cree que era un programa de control mental desarrollado por la CIA, basado en la experimentación con sujetos humanos forzados a tomar ciertas sustancias, a estar aislados y a sufrir ciertos estímulos y torturas para descubrir nuevas posibilidades de control mental.
Muchos de estos estímulos estaban relacionados con la electricidad, como la programación mental mediante electroshocks. En otras prácticas relacionadas con el programa se habla de programación Theta, un sistema centrado en la percepción extrasensorial (PES) que funciona mediante la manipulación de las ondas cerebrales electromagnéticas Thetha. Dichas ondas se relacionan con los poderes telepáticos y telequinésicos, en este caso los que posee Eleven.
Esta parte conectada con lo oculto y lo paranormal relaciona la serie con otro proyecto, el Montauk, un nombre que de hecho se barajó al inicio, antes de que los hermanos Duffer, los creadores, se decantaran por Stranger Things. Este otro experimento, muy similar al programa MKULTRA, también es top-secret y se basa en el control mental, incluyendo también viajes en el tiempo y creación de agujero negros.
Al Proyecto Montauk se lo relaciona especialmente con la psicotrónica, un conjunto de técnicas usadas en parapsicología, basadas en el uso de una energía supuestamente producida por la interacción de energías psíquicas y energías atómicas. La psicotrónica se relaciona también con el Bioelectromagnetismo, una rama de las ciencias biológicas que estudia la producción de campos magnéticos o eléctricos por parte de seres vivos.
Todo esto está envuelto en secretismo, conspiranoia e inconsistencias similares pero se dice que en el mundo real el Laboratorio Nacional del Departamento de Energía de EEUU no se caracteriza precisamente por su transparencia. Se trata de una organización gigantesca financiada por el gobierno federal con una infraestructura desplegada por todo el país y cuya actividad poca gente conoce a fondo.
Probablemente a Iker Jiménez los ojos le hagan chiribitas con todo esto. Nosotros no sabemos hasta qué punto la realidad supera a la ficción pero nos encanta que la energía y la electricidad estén tan presentes en un exitazo como éste, aunque sea para dar algo de mal rollo… ¡Confiamos en Eleven y en los chicos para hacer un buen uso de la energía! ;)