De dónde viene la electricidad que consumimos
Una de las preguntas estrella para poner a prueba a un niño o niña de ciudad es: “¿De dónde viene el pollo?”. A no ser que ya lo haya aprendido en el cole, el niño/a contestará sin titubear: “Del súper”. De la misma manera, quizá hay quien cree que la electricidad sale directamente de los enchufes, casi por arte de magia. Nada más lejos de la realidad.
La electricidad se genera y hay que transportarla, adaptarla y distribuirla para que nos llegue y podamos consumirla sin problemas. ¿Queréis saber de dónde viene la luz y cómo se genera?
Centrales termoeléctricas
En estas plantas generadoras, la energía eléctrica se obtiene a partir de calor. El calor puede producirse bien a través de combustibles fósiles (petróleo, gas natural o carbón), como de la fisión nuclear del uranio u otro combustible nuclear (plantas termonucleares) o de la energía solar (centrales solares termoeléctricas).
Tanto las que utilizan combustibles fósiles, como las que se basan en la fisión nuclear, generan gases y residuos contaminantes, un aspecto que habría que priorizar en lo que a mejoras se refiere.
Centrales hidroeléctricas
Estas centrales utilizan presas para generar electricidad aprovechando la potencia del salto de agua que se da en grandes desniveles. El agua que cae se conduce a través de una gran tubería de descarga que va a parar a la sala de máquinas de la central, dónde enormes turbinas hidráulicas convierten la fuerza del agua en electricidad.
El problema medioambiental de estas centrales que generan energía hidroeléctrica, es que necesitan la construcción de grandes embalses en los que almacenar el agua, además de que a veces esta agua es sustraída de otros usos.
Una alternativa a estas centrales son las mareomotrices, que utilizan los movimientos de las mareas, cuya explotación comercial está en vías de desarrollo.
Centrales basadas en energías renovables
Estas plantas utilizan energías alternativas, limpias y lo que es más importante, renovables. Una de las que más ha proliferado son las centrales eólicas, que generan energía mediante el movimiento de grandes molinos (o aerogeneradores), producido por el viento. El impacto medioambiental de estas centrales es muy bajo, salvo por las grandes extensiones de territorio que necesitan o por cómo pueden afectar a las aves de la zona.
Otras de las grandes protagonistas de este apartado son las centrales a base de placas fotovoltaicas (energía solar), que, funcionando a una escala suficientemente grande, pueden generar corriente continua que puede transformarse en corriente alterna. En este caso las principales desventajas son el elevado coste de producción y la dependencia de las condiciones climatológicas, algo que también pasa con las centrales eólicas.
Estos son los tres grandes tipos de productoras y su funcionamiento básico. Esperamos que habiendo hablado un poco más sobre ellas, os haya quedado más claro de dónde viene la luz.
Además, En Holaluz, gracias a nuestra #RevoluciónDeLosTejados hemos conseguido que la CNMC emita Certificados de Origen 100% renovable para nuestra energía.
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